No viene de una familia de artistas, ni siquiera en su hogar paterno de Rio Cuarto el arte era un tema de cotidiana frecuentación.
Sin embargo, Gerardo Oberto no dudo cuando a los 17 años dijo que quería ser artista y asumió su vocación al inscribirse en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba.
Contaba en su aval con una notable capacidad para el dibujo, es mas hasta pensó en estudiar arquitectura pero la pasión por la Pintura fue mas fuerte. Lo sigue siendo. La obra de Andy Warhol resulto clave en la conformación de un estilo que desdobla la imagen en dos planos, un fondo de imagenes seriadas, muchas de ellas tomadas con su propia cámara a las que posteriormente interviene, y, adelante, figuras, sombras recortadas a la manera de imagenes chinescas a las que da forma sin jamas usar pincel.
Pinta con brocha, enmascarando la silueta por una razón que asume como existencial: no tomar contacto con el pincel, casi, como si fuera la tela misma la que alumbrara las formas que pueden ser perfiles urbanos, la figura humana, edificios recortados como perfiles enigmáticos.
De su primer acercamiento al arte permanece su fascinación por los si
mbolistas británicos presentes en la paleta de reminiscencias nocturnas tocada apenas por una estela de luces que semeja la vía láctea. Esencialmente pictórica, su obra resulta por momentos un desafío para la mirada. Sos dificiles de descifrar los caminos de la pintura, esa azarosa combinación de recursos de todo tipo que le han valido hasta el presente distinciones y premios cada ves que hizo publica su producción.
Vive y trabaja en un PH de nueva Córdoba, cerca de la Universidad Nacional donde en pocos meses recibirá su titulo, pasaporte para dedicarse a la pintura de tiempo completo. Sereno, con una mirada nocturna como sus cuadros, a los 24 años Gerardo Oberto tiene clara sus prioridades, aunque no le gusta hablar de influencias admite que la historia de su corta producción mucho tuvo que ver el tratamiento del espacio que hace Kuitca en sus telas primeras y, de forma recurrente, los fondos seriados del inefable Warhol.
Sin embargo, Gerardo Oberto no dudo cuando a los 17 años dijo que quería ser artista y asumió su vocación al inscribirse en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba.
Contaba en su aval con una notable capacidad para el dibujo, es mas hasta pensó en estudiar arquitectura pero la pasión por la Pintura fue mas fuerte. Lo sigue siendo. La obra de Andy Warhol resulto clave en la conformación de un estilo que desdobla la imagen en dos planos, un fondo de imagenes seriadas, muchas de ellas tomadas con su propia cámara a las que posteriormente interviene, y, adelante, figuras, sombras recortadas a la manera de imagenes chinescas a las que da forma sin jamas usar pincel.
Pinta con brocha, enmascarando la silueta por una razón que asume como existencial: no tomar contacto con el pincel, casi, como si fuera la tela misma la que alumbrara las formas que pueden ser perfiles urbanos, la figura humana, edificios recortados como perfiles enigmáticos.
De su primer acercamiento al arte permanece su fascinación por los si
mbolistas británicos presentes en la paleta de reminiscencias nocturnas tocada apenas por una estela de luces que semeja la vía láctea. Esencialmente pictórica, su obra resulta por momentos un desafío para la mirada. Sos dificiles de descifrar los caminos de la pintura, esa azarosa combinación de recursos de todo tipo que le han valido hasta el presente distinciones y premios cada ves que hizo publica su producción.Vive y trabaja en un PH de nueva Córdoba, cerca de la Universidad Nacional donde en pocos meses recibirá su titulo, pasaporte para dedicarse a la pintura de tiempo completo. Sereno, con una mirada nocturna como sus cuadros, a los 24 años Gerardo Oberto tiene clara sus prioridades, aunque no le gusta hablar de influencias admite que la historia de su corta producción mucho tuvo que ver el tratamiento del espacio que hace Kuitca en sus telas primeras y, de forma recurrente, los fondos seriados del inefable Warhol.
ALICIA DE ARTEAGA
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